Los hombres se dieron a la muerte. Y después de la paz, firmaron una transición. Y después de la transición, vinieron otros a destruirlo todo. Ya no cabía mayor tejemaneje en la vida de los hombres. Te sabes deudor del sitio donde fuiste feliz, adonde regresarás aunque todavía no lo concibes en tu mente corta e inocente. Surto un agua serena para el hombre de hoy. No entiendo de borracheras, no entiendo de juergas nocturnas. La vida pasa ya de cualquier manera, todos despeinados y de carcajada fácil. He sido yo una forma que adquirió sentido entre estas paredes hoscas, entre estos chavales que ya no conozco, entre los pueblos deshabitados, entre los hermanos narcisistas, entre el dolor de mirar la monedad en el corazón de los demás. Hubo un tiempo, sí. Hubo un tiempo en que todo era comprensible.
Los clientes de los bares piensan en su vida
que es ahora un pájaro azul.
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