La luz del sol que baña las hojas de los árboles alimentándolas la quiero para que me dé arrestos de vivir a mi manera, sin repertorios de saludos tontos, sin querer alcanzar una notoriedad estúpida, sin tener que ensayar mis voces en un escritorio. Quiero un baño de bosque que me llene de la humedad de los alfileres verdes de los pinos. Quiero pasear muchos pasos tranquilos por el sendero de lo incontaminado. Quiero que haya paz como la hay entre los troncos de esos seres quietos y robustos al lado del camino. Pero no. No habrá paz en el mundo porque unos son de una cosa y otros de otra y no se niegan a sí mismos para entender al otro. Siempre la cabezonería de ser unos de izquierdas progresistas y otros de derechas conservadoras. Y así, se acabará el cuento y llegará el reino de Dios al mundo y allí habrá el chirriar de dientes.
España toda aquí, lejana y mía
que nunca se pone de acuerdo, ni se apacigua, ni canta, ni sonríe.
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