Hoy toca pelar ajos y cebolla, picarlos y cortar patatas. Siguiendo con el tema de la ira, es indudable que a veces estalla. Pero habría que ver por qué estalla esa dosis fuerte de malhumor y por qué lo hace contra esa persona que se tiene al lado. A lo mejor, esa ira proviene de un estado de frustración o de que le están saliendo mal las cosas a ese que se enfurece. Y la toma con el que comparte su vida. Es una ley que se cumple. Pasada la ira, el iracundo debería retractarse de lo que dijo (insultos, amenazas, imposiciones arbitrarias, etc.) Pueden tener la culpa otros, qué duda cabe pero el exacerbado la paga con el que tiene más cerca y que, generalmente, no tiene ninguna culpa. Es triste ver eso: una persona que se ensaña con otra y la otra, agacha la cabeza y no sabe por qué la tratan así. Así que, antes de entrar en cólera, piensa: mi hermano, mi mujer, mi hija, ¿tienen la culpa de mi frustración?
Cuantas más leyes se hacen, más ladrones surgen.
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