Los hombres ven todos por los mismos ojos, pero sus puntos de vista son diferentes. Hay puntos de vista que se pretenden imponer a los demás y de ahí vienen las tiranías. O el machismo, que viene de considerar inferior a la mujer. Pero la realidad no cambia para ningún hombre, la realidad es terca. Si la realidad se impone sobre un modo de ver las cosas, el que sufre esta realidad está en pleno desencanto. Cuando el modo de ver las cosas se ajusta a la realidad reinante, la persona es feliz pues no quiere cambiar esa realidad que tan bien se ajusta a su modo de pensar. Así pasa la vida para unos y para otros. Los soñadores, los reformistas, quizás los políticos se empeñan en cambiar esa realidad porque han leído que el mundo se basa en injusticias y esas injusticias requieren ser superadas. Pero hay muchas maneras de cambiar el mundo. Una manera es por imposición y otra manera es pacíficamente. A mí me gustan aquellas personas que cambiaron la realidad de modo pacífico, como Luther King o Gandhi. Es una manera muy poderosa y superior de cambiar la sociedad o lo que había antes.
El hombre es la tierra y el cielo en miniatura.
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