He bebido un par de vasos de agua. Mi enfermedad me prohíbe beber alcohol. No es una prohibición expresa pero es una prohibición de facto. Era un pueblo con mar. Todo era humo en aquella sociedad en que vivían hombres, mujeres y cosas falsas. Del rey para abajo, todos vivimos de nuestro trabajo. Yo no colocaría esas rosas a la entrada de casa porque dan a pensar que en esta casa se vive con opulencia. Mejor las meto en mi habitación y el olor me adormecerá esta noche. Bueno, mujer, bueno pero deja ya de ir al bingo, sabes que lo odio. ¿El bingo o que yo vaya al bingo? Las dos cosas, Carmen, las dos cosas. Pues no dejaré de ir. Yo lo considero ocio sano. ¿Y para qué compraste tantos libros que están muertos de risa? No sé. Yo, la verdad, soy anti-cultural. La cultura no me dice nada. Y el bingo sí, ¿no? Un día te mato y no encontrarán tu cadáver.
El tirano que en verdad era empezó a ejercer de tirano.
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