La traición no tiene éxito jamás, porque si lo tiene, se llama de otro modo. Nosaltres tenemos la butifarra y el Vic. Nada puede salir mal. Está todo atado y bien atado. Andemos y yo, el primero, por la senda constitucional. Con tu pequeña voz envuelta en un pañuelo, te quejarás totalmente de este pandemónium que se ha montado. Pero da igual. Este otoño de cielo azul y solecito cándido nos va a acompañar hasta que llegue el día 25 de diciembre y comamos cada uno en el sitio que le corresponde de la maltrecha familia rota. Y así avanzaremos difícilmente contrarios a lo que después de la muerte nos ha tocado vivir. Violín que parte en dos la noche de estío, sonatas amorosas que se quedan en el oído para siempre.
Las tardes se viven económicamente en la barra de un bar.
Y que nadie se queje del trato recibido.
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