Sonaron clarines para que la inmundicia de un hombre llegara a triunfar personalmente después de alterar todas las leyes y beneficiar a los delincuentes. Un cisne negro cruzó donde la carroza llegaba al parlamento. Chilló su chillido el cisne hasta que una lanza le atravesó de lado a lado. Se tuvo por mala señal. Entró el hombre en el parlamento y dijo unas palabras que solo unos pocos creyeron verdad. Y luego habló el rey, que, al subir la escalera para llegar a la tribuna, tropezó y cayó. Se tuvo por mala señal. Las señales se iban sucediendo en este gobierno hecho de jirones tristes. Hasta que un día, todo se desmoronó y el gobierno cayó. La justicia se abrió paso en este gobierno maldito y el jefe de las tropelías tuvo que abandonar su puesto.
Engaña a quien te engaña, que en este mundo todo es magaña.
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