Quizás en la soledad encontremos algo, algún resquicio de lo que somos pues entre la gente, somos gente también que más que hablar, parlotea mucho, agita muchos los miembros, da voces y no para de poner entre la tierra y el cielo un hilo de intrascendencia. En la soledad quizás seamos algo un poco nuevo y pensativo; nos dedicamos, cuando no hay nadie, a mirarnos los pies y las manos y a pensar en qué consiste nuestra cabeza, por qué nos parecemos tanto a los otros y qué es pensar, andar y salir de vacaciones un fin de semana. Y no encontramos la respuesta adecuada, pero en soledad, quizás nos acercamos a esa respuesta. Somos hombres y mujeres, pero, ¿qué es eso de hombres y mujeres? ¿qué nos hizo a sí y no de otra manera? No lo sabemos pero la soledad nos devuelve una moneda que, aunque ya gastada, aún queda la sombra de la esfinge.
Armarnos de valor en este mundo raro
es vivirlo, simplemente vivirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario