maldita como todas las puertas,
y saldrá a recibirnos un dios en pelotas,
una ninfa extraña, un enano alcoholizado y sumiso.
Los jarrones que contenían las flores del ayer
yacen rotos en el suelo, en el suelo frío.
Dormían las vírgenes como duermen las hormigas.
Pasaban por las escaleras esqueletos, fantasmas, avariciosos
sin saber que su hora había llegado,
sin saber que el dinero es un metal innoble.
Anchas salas sin decoración ni muebles ni señores fumando en pipa
se abrieron ante todos. Y todos dijeron:
"La vida se nos agota, la vida termina, la vida es esto".
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