Me acostaré pero sé que la ciudad no duerme. Viva la ciudad y su desorden quimérico. Vivan las calles de Madrid. Ayer me acosté pronto para dar la espalda a este otoño aburrido de políticos locos. La feria de las vanidades adquiere un color rojo y su símbolo es una rosa. O eres del psoe o no eres de nadie. Ayer conocí un tipo verdaderamente estrambótico. Vestía un poncho blanco. Se le cayó el helado en la camisa. La heroica ciudad dormía la siesta. Un viento sur, caliente y perezoso, barría las calles. Ayer era de noche. La gran ciudad estaba cerca, volcando sus luces en las aceras. Los enfermos mentales estamos muy mal atendidos, nos tratan con indiferencia profesional, nos tratan mal. Viven unas gentes la vida bohemia y atrevida pero muy lejos de aquí, en ciudades modernas, apocalípticas y sucias.
El sol brinda la mañana
como una esfera tranquila.
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