Si eres de esas personas que cree que puede solucionar sus problemas sin acudir a nadie, quizás estés equivocado. Los consejos dados por otras personas que han pasado por lo mismo que tú son muy valiosos, no los debes evitar, sino buscarlos. Solo se trata de consejos, pero pueden ser consejos vitales, no de boquilla. Puede provenir ese consejo de un compañero de trabajo, de un amigo, de alguien que ya vivió la circunstancia que tú estás viviendo y al oír el consejo puede que sea un alivio al pensar que no solo eres tú al que le pasan esas cosas. Ese es el primer alivio. Pero es que también puedes poner en práctica el consejo que te den, de modo que el alivio es doble, porque antes de hablar esa cuestión con ese amigo, no veías la forma de salir de ese atolladero. Si crees que eres único y las cosas que te pasan solo te pasan a ti y tú tienes la solución, eres un arrogante y no sabrás cómo actuar. Todos los seres humanos tenemos experiencias similares, todos hemos pasado por lo mismo alguna vez y buscando referencias vitales podremos aplicarlas a nuestro día a día. No hay casos singulares, todos somos unos, todos vivimos prácticamente lo mismo una y otra vez. Ensimismarse trae la decadencia.

Y todo el cuerpo erguido de bailarín

no me trajo más que desdichas.