He barrido y he fregado el suelo de la cocina, del salón y del baño. He estado esta mañana con un amigo que me ha contado que su hija va a hacer Bellas Artes. La envidia no es algo nuevo en la humanidad. Todos hemos sentido envidia de los demás alguna vez. Si ese sentimiento no se lleva a grandes extremos, incluso puede llevarnos a hacer cosas a imitación de los que envidiamos. Y eso es bueno. Si nosotros nos ponemos en marcha por ser aquello que envidiamos. De esa forma, dejamos de sentir envidia. Ahora se llama a la envidia influencia, que es un eufemismo por no decir que deseamos ser como el deportista de moda o el pintor de más fama. En fin, la envidia llamada sana no es mala porque nos hace imitar al que envidiamos. Pero una envidia paralizante y negativa puede llevar a la gente a amargarse y a crear mala sangre.
Ser lento en dar es como negar.
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