Vamos todos hacia una vejez si no nos morimos antes. Hay que rezar para que esa vejez sea digna. Hay que rezar para que a los jóvenes se les ofrezca la mejor educación en todo el mundo. Hay que rezar para que la sanidad sea eficiente. Hay que rezar para que nuestra alma se salve y vea el rostro de Dios cuando muramos. Hay que rezar para que se haga justicia en todo el mundo. Hay que rezar para que las guerras se acaben. Hay que rezar por el pan nuestro de cada día. Y Dios está ahí para oír nuestros rezos y nuestras súplicas. Venga a nosotros tu reino, venga a nosotros tu reino, Creador del Cielo y de la Tierra. ¿Acaso alguien duda de que este mundo lo creó Dios? Pues el que dude, que mire su perfección, como perfecto es el hombre y la mujer y el amor que entre ambos se crea para perpetuar la especie. Y vemos los animales y las estrellas y el mar. ¿Y no decimos al contemplarlos qué maravilla, qué belleza, qué amor hay en todo lo creado?
Que todo lo que nos rodea lo han puesto para nosotros,
para que disfrutemos de su importancia y de su carácter único.