Quiero celebrar las horas en que vivo
y no decir, como el poeta,
que viene otro día sin ganas de vivirlo.
No he ido a la playa en todo el verano.
No he disfrutado del viento de Levante.
Pero aquí estoy, escribiendo versos
claros como el agua.
Y es dolor casi el que sufro
por no haber hecho kilómetros en busca del sol,
ese sol que me hubiera matado
la envidia del broncíneo color de las pieles ajenas.
Los poetas debemos descubrir una verdad
con nuestros sonoros versos.
Una verdad dicha de modo tranquilo, acusando
vicios como hizo Horacio, como hicieron tantos.
Una verdad persiguen mis versos,
la verdad de un agosto sin gente, la verdad de las playas no vistas.
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