Del melodrama galdosiano al esperpento valleinclanesco. Todo fluye hacia lo inconcreto, irreal, doloroso y penoso. Por ahí anda un señor que vigila con ojos perdularios; otro va de mal humor y la culpa la tienen los demás; el perdonavidas mira sin transigencia; los salvapatrias arreglan el país; en fin hay por estos lares muchos santos varones. Las del sexo débil fluctúan como el caudal de un río. Y los pobres hombres honestos y honrados sufren las pedradas del ciudadano medio ( o ciudadana media ) que pasa por la acera o espera la cola malhumorado siempre asqueado de la vida, aburrido y tenso. Y ya me he desahogado un poco, con lo que acabo, deseando que Dios nos asista ante este teatrillo multicolor
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