Hay que escribir. Hay que escribir de lo que sea para pasar la mañana. Hablaré de Lope de Vega. Yo no sé mucho ni de Lope ni de Góngora. No los leí mucho ya que entran todos en la misma época y hay que estudiarlos todos a la vez. Y encima, leerte el Quijote. Yo me leí el Quijote en la carrera. Seré uno de los pocos que se lo leyó porque yo vi muchos que iban con resúmenes. Me gusta recordar ese pasaje en el que D. Quijote le pega con la lanza en la cabeza a Sancho por meterse en asuntos que no le concernían. Entonces D. Quijote veta la conversación a Sancho. Y Sancho dice unas leguas más allá del camino: "déjeme hablar o me vuelvo a mi aldea". Yo sé poco de Lope y poco de Góngora, no los he leído mucho porque, ya digo, había que leerse el Quijote. Lope fue el que triunfó personalmente en el teatro de su época. Calderón de la Barca, dicen, se puede asemejar a Shakespeare. Lope escribió cerca de 300 obras de teatro. En un día, podía escribir una. Bueno. Dejemos a Lope y a Góngora, que pertenecen al siglo de oro de las letras y en el próximo blog hablaré de otra cosilla.
Mira por dónde andan los ciegos iluminados:
ven los milagros antes de que aparezcan.
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