Hay que escribir. Con esos amigos que he retratado como he podido, íbamos a jugar al futbolín a un bar y también a jugar al billar. Menudo rollo. Me imagino a Petra y a Darío por las noches, en el piso alquilado: cómo gozarían hablando de los demás y despellejándonos. Bueno. Todo eso acabó y espero no echarme a la cara ni más pedigüeños, ni más enfermos mentales ni más sudamericanos. A ver si hay en Majadahonda un licenciado en filología y podré charlar con él de cosas del oficio que básicamente son leer y escribir. Hay que escribir. Para estudiar a Lope en condiciones habría que estar un año y yo lo daba en menos de un mes junto a Quevedo, Góngora y Cervantes: qué despropósito. Así nos va en España. Que ni los licenciados como yo conocemos la obra de los ingenios que hubo en España.
El pajarito canta y no sabe que canta.
El ignorante ignora y no sabe qué ignora.
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