Comportarte con los demás como quieres que los demás se porten contigo. La Ley y los Profetas. Nuestro Señor Jesucristo. El sol y la luna, el mal y el bien, el dolor y el placer, la paz de espíritu o la negrura de la conciencia... El alma es grande y pequeña, llena de matices y gruesa, libre y esclava, sencilla y grandiosa... Sólo Dios puede llenar el alma de plenitud, el dinero corroe memoria, voluntad y entendimiento. Los orientales dicen Ohm para rezar, los israelitas salom y los cristianos Dios. Todo el mundo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena. Así los occidentales nos acordamos de Dios cuando nos herimos o nos sorprendemos: decimos, Dios, Dios, Dios, incrédulos de lo que vemos o de lo que sufrimos. En el cine los matices del alma son gruesos y nos despistan un poco, pero la buena literatura es de digestión perceptiva lenta y pausada y nos arroja una buena consideración de las ignominias y proezas del ser humano.
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