Miguel era un gran hombre porque pesaba más de cien kilos. Miguel quería trabajar pero no podía. Siempre había algo que se lo impedía. Este hombre iba por la calle cojeando porque tenía una rodilla mala. A este hombre le daba igual Pascual que Pascuala. Tomaba muchos cafés Miguel y así iba engordando. Se le veía en los bares de cuando en cuando. Poco dinero tenía Miguel casi siempre. Y pedía que le invitaran de diciembre a diciembre. Miguel es un gran hombre que va con sucias camisas y tiene muchos amigos que le meten muchas prisas. Este hombre condenado tiene un móvil que echa humo. Siempre hay uno que le llama o Miguel llama a uno. Miguelito, Miguelito, piérdete un poquito.
No tires piedras más que a los árboles frutales.
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