Miente y engaña que en el mundo todo es magaña. Que fácil es engañar; lo que cuesta soportar la verdad. Por dimes y diretes nadie dice la verdad porque resulta que todos queremos tener la razón, como si nos fuera la vida en ello, nuestra máscara hay que reforzarla a base de exageraciones falsas, contradicciones, excusas estúpidas y un montón de zorrerías. La verdad os hará libres, lo dijo Jesucristo, pero parece que estamos más atados a la perversidad del escondrijo de la calumnia y la falsedad, no queremos ser libres, queremos estar atados a las cadenas del vicio de ser testarudos cuando hablamos llevando siempre la batuta. Y así nos pasa, enfrentados, enfadados, cabreados y pisando la tierra con nuestro propio estiércol moral. Dios nos perdone, lo necesitamos, además de pedirle que nos vaya centrando un poco, poco a poco.
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