Hay gente a la que le va la marcha del día a día, todos los días iguales. No sufren por cambiar de aires. No cambiar nada es su lema. Todo cambio, para ellos, es un problema. Por eso estoy yo aprendiendo a conducir, para hacer lo que me dé la gana cuando sepa conducir, no estar pendiente de uno que ama la rutina, la sucia rutina. La vida es más que despertarse y hacer lo mismo un día tras otro. La vida es cambio y si no cambias te quedas como un tonto que no se entera de nada mientras a tu alrededor, todo cambia. Por eso, cuando coja confianza con el coche, me daré paseos para allá y para acá sin contar con nadie, con nadie de los que aman la sucia rutina, el mero paso de las putas horas.
La carretera le llamaba. Le llamaba la carretera
y no le iba a decir que no.
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