Qué tendrá el pollo o qué comerá, que se reduce a un tercio de su volumen en la olla. Se queda en nada. Le he añadido, como a todo guiso que hago, pimienta blanca y tomillo. Espero que esté bueno pues todavía está friendo o cociéndose, no sé. He echado dos cabezas de ajos pues a mí los ajos me encantan y un chorro abundante de vino blanco. Huele bien, así que mejor sabrá. Le he dejado a fuego suave y que se vaya haciendo. Pronto, Paco y yo a comer. La vida surge detrás de una esquina para apuñalarte la mañana o la tarde, siempre es así. La vida se empalaga de un dulzor fuerte para otros, no para mí. El corazón de cada uno late, precisamente, para cada uno y no hay más que decir.
Abracadabrantemente surge el miedo a vivir.
y dura es la batalla, dura es.
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