viernes, 10 de enero de 2025

 Tenía en el alma como un corretear de hormigas o un revolar de avispas. Era una sensación extraña. ¿Cómo se la quitaría de encima? El día de antes fue a pegar una patada a un balón que estaba en el patio y se lastimó la ingle. No podía andar. Así que se metió de lleno con sus historias. Alrededor de 20 estaban sin terminar y otras cuantas le llamaron la atención por lo bien escritas que estaban. Pasó mucho rato con el ordenador. Entonces, llamó Sandra. Que si salía un rato. Le dijo que no, que no podía andar. Entonces, Sandra se cabreó y colgó. No volvió a llamar en un mes. Entonces, acabó sus historias con un bonito final cada una y ya pudo andar. Y se fue al monte con los pinos. Se sintió tranquilo, juvenil, exquisito.

Date un paseo largo.

Olvida a esos que no te comprenden, que no te quieren, que no saben lo que te pasa.

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