jueves, 30 de enero de 2025

 Somos lo que somos y no lo que tenemos o pretendamos tener. Y, además, algunos, por el tener, han dejado de ser lo que eran y han llenado su vida de error. Hay mucha gente que se compara con el que más tiene, no con el que menos tiene y sufre por ello. La vida es corta y no es necesario llenarla de deseos que nunca se cumplirán. Eso de los deseos no de ser mejor sino de más tener es una trampa que pilla a muchos y les deja en la cara una mueca de descontento continuo. Disfrutar de lo que uno tiene bastaría para hacernos felices y no desear. Es como el chiste: papá, yo de mayor quiero ser hijo puta. ¿Cómo dices eso, hijo? Sí, porque tú dices: mira el hijo puta qué coche tiene. Mira el hijo puta qué chalé tiene. Hay que desear ser mejor nosotros mismos, mejores personas, y, para ello, hace falta una cura de humildad y no tanta soberbia. La soberbia mata todo lo que tenemos dentro de nosotros, lo que realmente somos.

Pide a la vida riquezas que no tienes y te amargarás.

Pide a la vida por tus seres queridos y te alegrarás.

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