Roberto Benigni, el de "La vida es bella" fue muy pobre. Pero también fue muy feliz en su infancia. Se hizo simpatizante del partido comunista italiano pero a la vez, era muy creyente de Dios y de Jesucristo. Recibió un óscar a la mejor película o al mejor actor, no sé cierto. La película toca el tema principal del holocausto judío pero de un modo muy brillante, muy desmitificador, no en un tono serio y señalizador del horror nazi. La vida no es como Roberto Benigni nos quiso hacer creer, la vida es muy dura. Pero intentar caramelizar la realidad siempre se agradece. Benigni es sabio, es muy cómico. Todavía recuerdo la traducción que hizo en la película el padre protagonista. Todo es muy bonito: de premio, un tanque.
Se sorprendieron aquellos que llegaron a los campos de concentración.
Era todo terrorífico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario