Todos los filósofos coinciden en que la vida es corta, muy corta. Este hombre desafió a los filósofos diciendo que no, que la vida era larga. Crecieron sus hijos dando algunos problemas, pronto cumplieron 15 años o más sin darse ni cuenta ni los hijos ni él mismo. Y se puso en los 60 años. Y a esa edad es cuando dijo que la vida era larga, cuando se había dejado años y años atrás en el mero recuerdo. Y decía que haría grandes cosas ahora que había cumplido 60 años. Y la gente se rio de él hasta más no poder. Y no hizo otra cosa que cumplir más navidades y veranos sin poder hacer lo que él quería porque no tenía ni dinero, ni ganas de hacerlo ni edad para hacerlo. Se le oyó decir un día, para su cuello: sí, la vida es muy corta. Cuando lo dijo ya tenía 76 años y murió a los 79. Algunos pensaban que qué vida equivocada vivió al pensar que la vida era larga. Larga fue su estulticia, quizás.
Admitamos eso: que lo que se nos va de entre las manos es la vida, que de pronto son años.
Y no hagamos dramas y tragedias que sientan muy mal al estómago.
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