Hay una vela sobre el mar y el mar probablemente sea toda la humanidad que lucha por hacerse un hueco en la felicidad que se aprecia en el horizonte. La vela es enorme, luce con una luz tibia. Ni siquiera sabemos los seres humanos si es una vela o cualquier otra cosa que luzca. La vela no se cansa de lucir, ha lucido durante siglos o quizás durante milenios. Quizás, y esto es lo verdadero, ha lucido siempre, antes de que apareciera un hombre que pisara la tierra y humedeciera sus pies en la playa. Antes de que hubiera un diálogo, por torpe que fuera, entre los seres elegidos. Antes de que los hombres y mujeres fueran hombres y mujeres. Y por esos seres luce la vela, por sus asesinatos y sus besos y sus encuentros fecundos y sus palabras de amor.
Nos arrepentimos de pensar que nos iremos solos de este mundo.
Pero lo sabemos y en algo creemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario