Uno busca un encuentro que le ilumine el día y solo encuentra puertas que niegan lo que esconden. Así dijo Sabina en una canción. Todos buscamos algo. Unos, dinero, siempre dinero, aunque sea ajeno, no ganado. Otros buscan a su familia después del trabajo, quieren pasar un rato jugando con sus hijos y su pareja. Otros buscan una amistad que sea pareja a su modo de vida, a lo mejor una amistad a la que le guste jugar al mus o leer libros. Para que se ilumine el día ha de haber una serie de circunstancias amables que se vayan congraciando con el ser que somos. La gente viene y va. Un ser humano que se pare a hacernos caso es más remoto o imposible. Las puertas niegan, los pasillos niegan. Las habitaciones afirman.
La luz del mundo somos nosotros mismos.
Podremos encontrar luz o dar luz.
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