viernes, 17 de enero de 2025

 Hay que estar enamorado o drogado o loco para perder la percepción de la realidad. Y así, no extrañarnos de estar con la persona amada, con la exultación de la droga o con la locura paseando a las cuatro de la tarde sin haber comido. Y seguir paseando toda la tarde como una persona evadida de los horarios de los demás. Y hacer locuras como estar gritando muera este, viva aquel. O estar dándose besos en un banco de la ciudad hasta las 6 de la tarde. O estar disfrutando de una sustancia que te mantiene alejado de las costumbres que los ciudadanos que no se drogan, que no se aman y que no loquean han instaurado para que la realidad se pueda entender (comer, echar la siesta, dar un paseo... Todo a su hora y de acuerdo con unas premisas establecidas a las que se somete toda la ciudadanía). Y solo los locos, los enamorados y los drogados se saltan esas premisas.

Lleva ya cuatro güisquis.

Empezará a hablar y se hará la hora de comer y seguirá hablando.

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