La incomunicación rompe muchos lazos. La incomunicación la causan muchos aspectos. Por ejemplo, la adicción de un padre o de cualquier miembro familiar a cualquier droga, suele conducir a la incomunicación en toda la familia para tapar esa dependencia. Y así, los hijos serán incomunicativos ya de por vida. Otro aspecto puede ser una gallardía u orgullo tonto en el incomunicativo que hace que se crea alguien superior, y de ahí nace también la incomunicación. Creerse superior hoy en día es casi normal porque la cultura de hoy en día alienta a ese ser exclusivo y sobrevalorado. La incomunicación puede surgir entre hermanos cuando uno de ellos abusa del otro o de los otros, cosa que también se da mucho en estas épocas que vivimos, en las que todo vale. Pero la incomunicación ya digo, no conduce a nada bueno, solo a la exclusión y a la incomprensión de los demás hacia el incomunicativo y del incomunicativo hacia los demás. Y son situaciones muy normalizadas en esta sociedad de pena en la que vivimos.
No hables, no llames, no contactes.
Serás un extraño, un misterio, una fuente de especulación.
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