lunes, 6 de enero de 2025

 Hay personas que se van aislando y van aislando a los suyos quizás para dominarlos o vete tú a saber por qué. El aislamiento no conviene a nadie. Conduce a la soledad y al ocultamiento y al misterio de la persona. Pero hay personas a las que encanta el misterio de su persona. Allá ellos. Acaban mal con tanto misterio. Acaban incomprendidos de todos y ya no sabes si preguntar o no preguntar sobre su vida, tal es la incógnita que ha sembrado sobre su persona. Se ofenden cuando les insinúan que son un poco raros, se ofenden si preguntas qué hacen por las tardes, se ofenden si preguntas por algún gusto personal, se ofenden siempre porque viven en una torre oscura y exclusiva. A los misteriosos les gusta la exclusividad. A los misteriosos se les acaba un día el misterio y pasan a expresar, aunque no quieran, la morbosidad de la soledad y el anonimato.

Ese hombre está solo.

No está solo, es una soledad aprendida y custodiada desde siempre.

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