Estoy un poco embotado frente a este primer día del año, estoy frente a la página en blanco como un asombrado y despistado hombre de letras sin inspiración. Pero voy escribiendo, como ves, hasta la última línea. Es un despropósito querer que este día de hoy se repita mañana y pasado y así todos los días. Es una especie de ilusión tonta. Pero todos tenemos en nuestras manos, con un esfuerzo de la voluntad, la posibilidad de que todos los días sean primeros de año. En cuanto mañana se espabile el año, ya nos castigarán los días con sus aprietos. Pero debemos luchar para que la paz que hay en las calles hoy dure un tanto en nuestras vidas. Debemos luchar para que la felicidad que ha habido ayer y hoy perdure un tanto en los días que vienen, acoger la magia del año que muere y nace en nuestro corazón y hacerlo perdurable.
La belleza dulce de frente para abajo
aquí se muestra, como una ofrenda venida de otro mundo.
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