Se trata de lo siguiente: tomar un café bien calentito mientras ves a la gente cómo va. No perder tiempo con ningún tonto de estos que abundan por la ciudad. Ver la telenovela turca en la que salen hombres muy guapos. Leer un libro que te haga imaginar mundos que ni se te pasaban por la cabeza. Andar unos kilómetros por el hecho de andar y hacer ejercicio. Regalar a tu pareja una hora o dos de intimidad y pasarlo bien. Comer con apetito y dar gracias a Dios por nuestro pan de cada día. No lamentarse y ver que tu vida esta llena de cosas buenas si las sabes ver. No quejarte internamente de lo que no tienes pues probablemente, ya no lo tendrás. Así que la vida que vives te conduzca a la vida buena, no a desear otra vida que no existirá.
lunes, 13 de octubre de 2025
El que acepte en la vida lo que hay y se conforme, ese es un héroe de la vida contemporánea. El que tenga una sonrisa que dar a los demás, ese es el supermán de estas épocas baldías de toda la tranquilidad y de toda satisfacción. Nos acosan con anuncios. Tenemos que estar delgados, tenemos que viajar, tenemos que probar esta comida en tal sitio, tenemos que estar contentos a todas horas, tenemos que comernos un kit kat, etcétera, etcétera. La gente va como por impulsos, como traída y llevada por estímulos cada vez más raros de cumplir. Y si no reaccionas a esos latigazos, tu vida no merece ser vivida, te hacen pensar. Pero para eso está la razón: para que disfrutes del desayuno que más te guste y disfrutes de las cosas cotidianas, no artificiales, que trae el día para ti.
Ya he dicho aquí que los psiquiatras, mediante las pastillas, nos tienen a los enfermos mentales a raya, de forma que estamos ni alegres ni tristes sino con una pasión mitigada. Por eso quizás mi tono en este blog es oscuro, tristón, de un perfil muy bajo en cuanto a las emociones. En este día nublado se puede conquistar el mundo tuyo si pones un poco de atención en todo lo que tienes. Vivimos bien. Comemos bastante bien, hay muchos productos buenos en el mercado para hacernos felices. Por ejemplo, un melón y unas lonchas de jamón. Con la televisión podemos pasar gratos momentos de huida de la realidad y con los libros, también. No debemos quejarnos porque, a nuestra manera, somos ricos. Más ricos de lo que nos imaginamos. Celebremos el lunes y mañana martes también. Hay que sentirse a gusto con la vida. La vida está llena de paraísos terrenales por descubrir.
Un torero que se corta la coleta, un taxista que hubiera preferido ser rico, una ama de casa que va a la cocina, un dolor que no se expresa, un abogado que hubiera preferido ser poeta, un poeta en la ciudad mesetaria al que le hubiera gustado ser marinero, un cantante que querría ser pirata con un parche en el ojo, una pasión que hay que apaciguar todos los días, un padre que se asombra de sus hijos y que no sabía que ser padre es ser padre. Una chica joven que se vende en las redes sociales como única dedicación, un camionero que llora cuando está muy lejos, la vecina de enfrente que hoy tiene que hacer comida, el cura que ya no cree y no lo dice. Somos todos un deseo que no se cumple en este mundo feo. Somos todos lo que no quisimos ser y lo somos. Somos pasión, querencia refrenada por el día a día.
No muchos escritores viven de lo escrito. Solo unos pocos son los elegidos por las masas que los leen. Los demás también escribimos pero no tenemos repercusión pública. Es como lo del Real Madrid: solo un puñado de jugadores puede aspirar a jugar en ese club de fútbol tan elitista. Pero si me leen en este blog, ya me doy por contento. Una vez dicho esto, me paro a contemplar el día gris pero sin lluvia, la mañana escurridiza de pasión alguna y los pasos por casa, todos muy medidos y sin sorpresa alguna. Y luego pienso: debo estar agradecido por lo que tengo, no debo llorar por lo que no tengo. Y escribo aquí unas letras sometidas a la razón, unas letras que transitan el conformismo más hondo. Y me doy la razón a mí mismo.
domingo, 12 de octubre de 2025
Yo, a los 14 años, lo tenía claro: yo quería ser escritor. Pero me ponía a escribir y solo me salían descripciones. La descripción es contar cómo es una persona, un lugar, un ambiente determinado. No me salía una historia. Mis referentes eran, en aquella época, Delibes y Cela. Compraba libros y leía. Pasaba muchos ratos con los libros. Recuerdo que me compré "La guerra de los botones" y también "Memorias de un niño de derechas". Yo no leía los clásicos juveniles como "Los tres mosqueteros" o "Viaje a la luna" sino lecturas demasiado literarias en las que primaba el estilo sobre la historia. Y creo que por eso no me salía ninguna historia, solo descripciones de gente de mi pueblo o de lugares que me inventaba. En mis creaciones literarias, no pasaba nada. Solo salían personajes retratados o situaciones, nunca había acción propiamente dicha.
"Pane lucrando" es una expresión latina, un latinismo que viene a decir cómo se gana el pan cada uno en esta vida. Séneca decía en una máxima que no es muy difícil ganarse el pan en esta vida. Siempre hay un oficio o dedicación que permite comer caliente como mínimo. La vida la hacemos difícil el propio ser humano poniendo trabas, impuestos y burocracia al arte de ganar un dinero. El otro día vi un hombre que vendía boletos de navidad por la Gran Vía. Otros venden cupones de los ciegos. Otros hacen remiendos y arreglos a la ropa. Otros hacen recados o venden libros usados. Otros... En fin, cada labor que se inventa el ser humano está justificada por ser para "pane lucrando".
¿A qué has aspirado toda tu vida? ¿Se han cumplido tus sueños?¿ O solo has ido pasando etapas y aprovechando ocasiones que se han ido presentando? La gente que no ha tenido una vocación fuerte, ha tenido la oportunidad de irse metiendo en un nicho laboral o social que se han ido fabricando sobre la marcha. Estudiar algo te da la opción de que se abra un abanico de conocimientos que puede dar lugar a una vocación. No estudiar nada te conduce a que tengas que aceptar lo que se venga, lo que no ha sido elegido. Pero todo es bueno para ganarse la vida, que es el principal objetivo de la existencia. Si no te ganas la vida, la vas perdiendo en horas de hacer el ganso y matar horas sin ningún sentido.
sábado, 11 de octubre de 2025
Viene un viento por la ventana no fresco, sino frío y he tenido que cerrarla. Este mes de octubre ha sido muy anómalo, ha sido una continuación del verano. Llevamos desde abril del año pasado, seis meses sin llover. El clima algo estará indicando del modo en que se comportan los meses de otoño. La vida va en estos días de un modo un poco tonto, siguiendo los patrones del mes de julio o agosto, sentándose la gente en terracitas, tomando refrescos en esta aberración de los atmosférico. Los camareros ya no dan a basto ante este verano de cuatro meses que tenemos, ante la gente que se agolpa en los asientos, en las mesas, en la calle y pide de beber.
Los psiquiatras, cuando actúan con el enfermo mental, procuran, mediante la medicación (lo único que tienen a mano para curar esta enfermedad), tener al enfermo mental en un tono vital bajo, medio contraído de emociones, medio tristón. Es para evitar emociones fuertes que podrían derivar, en mi caso de trastorno bipolar, en una manía, en una euforia que llevara a cometer cualquier locura. Y así, los enfermos mentales parece que están en un limbo o en un sentimiento muy modesto de emociones, no se ríen apenas, quiero decir no nos reímos, no desbordamos nuestra emoción, estamos medio tristes, medio bobos por la vida. Así es la manera de controlarnos.
Sin ninguna duda, lo más duro de tener un problema o pasar una calamidad, es no poderlo contar. Se crea una bilis fuerte en el cuerpo que hace difícil la vida. Yo creo que antes de estas épocas hubo otras en que la gente convivía más, se contaba sus fracasos y alegrías. Pero ha venido un tiempo de polarización, como lo llaman, de modo que el vecino y el que pasa por la calle es un enemigo potencial porque piensa de manera diferente. Nos han dividido a los individuos de esta sociedad española, somos todos diferentes porque hablamos hasta de manera diferente la lengua española. Somos tontos todos los españoles porque hemos caído en la trampa de que somos diferentes. Y no somos diferentes. Cualquiera ve que sufrir sufrimos todos, obviando todos los malditos politequeos.
A veces se siente uno ofuscado con la realidad. La realidad es muy contundente en algunas ocasiones. Solo te ofrece A o B cuando quizás existan otras opciones que no aparecen. Pero adaptarse a lo que hay es una de las hazañas no contadas que vive el ser humano casi siempre. Y lo hace bien pues no suele quejarse, sino que se pone el traje de camuflaje y avanza por la selva o por el desierto con cierto donaire que le hace otro héroe mucho más real que el de las películas. Y así debe ser porque siempre cuecen habas en nuestra casa y en la del vecino. Lo malo es que ya no hay a quién contárselo, ya nadie habla con el vecino. Ya nadie habla en el bar con nadie o, simplemente, ya nadie va al bar a distraerse. Ese ejercicio de supervivencia de la vida solo lo sabe el que va sobreviviendo.
viernes, 10 de octubre de 2025
Escribir una novela entraña un esfuerzo intelectual grande y un tesón fuera de toda duda. Yo ya he escrito varias y mi trabajo me han costado. Ha habido un momento, en la novela española, en el que las novelas no tenían ni personajes ni argumento. Eran una especie de fragmentos sin sentido, una colección de escritos involuntarios e irracionales que no llevaban a ningún lado. Me gusta que existiesen esas novelas para compararlas con lo que yo escribo, que sí tiene un sentido, que sí debelan un esfuerzo literario exhaustivo. No seré yo ese autor que se refleja en la vitrina de una librería pero sí seré yo, en el fondo un escritor que escribe esto del blog y algunas historias originales.
Me estoy leyendo un libro sobre una catedrática de Filosofía. Hay que ver qué cantidad de libros se tiene que leer esa señora. Tiene que ir también a conferencias y tomar nota de ellas. Tiene que preparar una especie de oposición muy dura. Tiene que buscar en los libros que lee una novedad académica que solo ella tendrá. Tiene que investigar en más y más libros el pensamiento de los clásicos y de los modernos. En fin. Una tarea bárbara. Yo no me puedo considerar un erudito, esos que saben un poco de todo, pero sí que me he tenido que estudiar una oposición de 70 temas durante ocho años. Y eso se debe de notar. La pena, lo digo siempre, es que no tengo con quién hablar de mi libro.
El otro día, leyendo la Biblia, me topé con el Libro de Job y quise leerlo de principio a fin. Todo el mundo sabe el refrán ese de tener más paciencia que el santo Job, pero son pocos los que lo han leído. Yo lo voy a leer con un poco de paciencia y un poco de interés. La Biblia, ahora que lo pienso, esta llena de situaciones extrañas, de enviados de Dios a la Tierra, de reyes crueles, de batallas, de profetas, de versículos que quieren amar a Dios, etcétera, etcétera. La Biblia es interesante al permitirnos acceder a un mundo distinto, un mundo lleno de violencia, lleno de santidad, lleno de sabiduría. Los Salmos, por ejemplo, son una poesía muy bonita, ya quisieran los poetas de hoy en día escribir así.
Unas veces me siento gordo y otras veces me siento feo. La percepción que tengamos de nosotros mismos nos condiciona bastante. Las pastillas que tomo hacen que engorde solo por el hecho de tomarlas, no porque yo coma demasiado. Si me siento feo es por el poco contacto social que tengo hoy en día. Aunque dicen que más vale solo que mal acompañado. No tengo con quién evaluar si soy guapo o feo. Solo tengo una amiga que veo los sábados por la mañana. Ser guapo o feo no lo he considerado importante en mi vida, solo que entro en el ascensor y hay un espejo y unos días me parezco feo a mí mismo. La verdad, el físico mío me importa poco. Lo que me importa es tener buenos hábitos y pensar positivamente, cosa que, por mi enfermedad no siempre ocurre.
Si lograra traspasar el estilo de estos blogs a las novelas que escribo que digo que escribo, no estaría mal. Porque creo que el estilo de estos blogs es bastante bueno, son ocurrencias bastante originales. Luego, lo que contara en mis novelas, sería algo menos importante. Ayer me tiré una hora de reloj escribiendo una novela o lo que fuere eso que escribía y me sentí bien, como un trabajo beneficioso para mi mente. No solo beneficioso para mi mente, sino que me facilitó eso, pasar una hora de la tarde entretenido. Luego de escribir, me siento mejor, me siento satisfecho de mí, como si hubiera hecho lo debido. Esta tarde pienso volver a reanudar la marcha literaria vespertina.
Ese hombre, que debía ser médico, me hizo unas cuantas preguntas. Después, me mandó firmar en un papel y dijo: la plaza es tuya. Aprendí una palabra de él: sinusoidal. O sea, tres días triste y tres días alegre. En un vaivén continuo. De la risa o del gozo a la melancolía en cosa de días. Había que saber llevarlo, dijo el tipo. Yo ya he aprendido y he notado a lo largo de mi vida que sí, que es así la cosa. Aunque he notado que los días felices duran ya cada vez menos y son menos intensos. Las ideas negativas se me quedan más tiempo junto a mí. Ese es el llamado trastorno bipolar, que es el que yo padezco. Pero ni un día de mi vida he estado yo borracho. Me he tomado siempre las pastillas. Y mi vida no ha sido aburrida hasta estos días de hoy. La vida del enfermo es hacer caso a la enfermedad.
jueves, 9 de octubre de 2025
En la farmacia puedes preguntar, venden pastillas para no soñar. El cabreo incomprensible de Paco que no dice por qué está cabreado. La mañana luminosa pero deprimente hasta que llegue mañana. Las luces del cielo a reventar de claridad. Los libros quietos, alejados de mis manos y de mis ojos estos días. Menos mal que hay una buena noticia: Hamás e Israel acuerdan un alto el fuego. Cuecen habas en todos los sitios. A eso debemos atenernos, a las habas. No a una ensoñación marítima gastronómica. He visto al diablo por la calle. Iba vestido con unos pantalones grises y una americana también gris. La parafernalia del sentirse mal se agita como una bandera sucísima.
Parece que fue ayer cuando andaba por los institutos peleándome académicamente con los alumnos. El tiempo pasa, no para. Hoy es jueves y también es el domingo que viene. Hay un bolígrafo en mi mesa que ha apuntado de todo este año. Me derrumbo de pena frente a los años pasados, frente a los días. Ayer fui a Madrid. Anduve por Moncloa. Me tomé unas cervezas mientras caía la tarde. Compré un libro. No sé si es bueno o malo. La vida es un acierto cuando se tienen gustos normales. Yo quisiera olvidarme de que soy pobre y eso es fácil: hay gente que no tiene para comer hoy carne. Todos somos un producto de lo que pensamos. Por eso, piensa bien.
Pío Baroja se decantó por las novelas, escribió muchísimas novelas en trilogías o sueltas. Azorín escribió "La voluntad", que a mí me parece un gran libro. Pío Baroja escribió "El árbol de la ciencia" que es un libro muy muy pesimista, en el que todo falla en la vida del protagonista. También escribió "El mundo es ansí" que va de una mujer extranjera que se casa con un español de aquella época, un español mujeriego y jugador que se lo hace pasar mal a esta mujer. Unamuno escribió novelas también, a las que llamó nivolas. Un ejemplo de nivola es "Niebla" que a mí no me gustó. Otra nivola fue "La tía Tula" que a mí tampoco me gustó. En fin, la vida es pura novela. Somos los protagonistas de una novela que no sabemos cómo acabará. O sí.
La capa está rota. Como la capa está rota no me dejan entrar en los sitios. Fuera, me enfrío o me aso de calor. La vida tiene estos caprichos, estos principios que funcionan como una llave y su cerradura. No voy a ver a los que se sientan en el parque. Estar solo es una incomodidad del alma. Voy a comprar el periódico esta mañana de octubre, esta mañana de tanta sequedad en el aire. Las raíces de los árboles están hartas de ahondar en la tierra en busca de humedad. Ha muerto un vecino. La hojarasca se acumula, la hojarasca da forma a este siglo infernal. Comeremos hoy macarrones con carne picada y tomate y queso que se funde. La vida no da para más pero da para seguir viviendo y quizás ya eso sea mucho.
Ya van tres días que me levanto a las 9.30. Las mañanas huelgan, las horas traspasan el deseo, lo vuelven volátil. Me gasto dinero en humo, un humo malo. Las avenidas se llenan de autobuses, coches, ambulancias y gentes andantes que buscan un ideal que quizás no encuentren hoy y ningún día. El que se lamente de ser pobre, peor para él, va a ser pobre y lamentoso. Viene un viento fresco por la ventana. Lo noto, lo albergo en mis pulmones y lo expulso como si no valiera para nada. Y, sin embargo, sirve para que viva, para que se oxigene mi cuerpo. Agradezcamos lo que tenemos, no deseemos de lo que carecemos y nos irá mejor. Hoy el día se hará largo o corto si nos llega a gustar. Vivamos con paz mental y deseo de mejorar.
miércoles, 8 de octubre de 2025
Ya he bebido bastante agua y se me ha pasado la sed que provocan las pastillas de la noche. El mundo se agita en constante pelea. Putin desea la guerra. Otros dirigentes desean la guerra. El campo de la Tierra está minado por los deseos de unos y de otros de empezar conflictos. La diplomacia se agota. Yo, por mi parte, he de ir aprendiendo a estar solo, no me queda otra. La soledad es beneficiosa cuando trae alguna dicha. La soledad querida no es mala. A ver si me cruzo con alguna puerta abierta en medio de la calle, puerta que conduzca a un conocimiento bueno y deseable. En la vida hay que hacer descartes, abandonos de los corrillos de gente aburrida, escapatorias de grupos sosos y lentos en el pensar.
El otro día sábado fuimos a eso de las 4 de la tarde a El Pardillo, pueblo de al lado de Majadahonda. Paco quería ver un pinar del que le habían hablado que estaba al final del pueblo. Pero antes, yo le dije que me parara y que le esperaría en una terraza de las que había al lado de la parada de autobús. Me metí en un restaurante peruano y esperé a que viniera Paco. Me instalé de frente a la carretera en una mesa pequeña. Y fui, por unos momentos, muy feliz. No sé porqué allí, viendo pasar autobuses y coches que pasaban por la carretera, me sentí dichoso esperando a Paco. Paco vino diciendo que hacía mucho calor, que había estado en el pinar y que era un buen sitio para pasear. Luego, dimos un paseo por el pueblo, pueblo más tranquilo que Majadahonda, donde sí que se respetan las zonas peatonales, y luego de hablar de unas cosas y otras en un banco, nos venimos a casa. Sorprendentemente, se nos habían pasado tres horas.
Ayer puse el despertador para levantarme a las 9:30. Parecerá ridículo para un trabajador pero es que antes me levantaba a las 10 de la mañana y lo veía un poco impropio. Hoy me he levantado a esa hora que marcaba el despertador. La mañana está silenciosa. La mañana ahonda en su calidez de sol inexorable. Los que se levantan tarde no notan la velocidad de la hora. En esta ciudad, aunque te levantes a las 11:00, parece temprano. Es un engaño que tiene esta ciudad. Pronto, voy a beber agua con intensidad porque tengo sed (quizás sean las pastillas de anoche) y luego seguiré escribiendo aquí de lo que se me ocurra. En Madrid, por el barrio de Arenal o similar las calles ya bullen de gentes que van y vienen, que van y vienen con propósito o sin él.
Voy a hablar de los que nos reuníamos en Colón. Solo había un señor que leía libros y podía hablar de libros con él. Los demás que iban, se callaban muchas veces y no había diálogo. Quedábamos a la una del mediodía hasta la una y media o dos. Era una hora bastante intempestiva. Se hablaba de lo que ocurría en la ciudad y lo que ocurría en el país a veces. Contábamos nuestros problemas médicos. Todos los que formábamos el grupo éramos pensionistas, pero con poca cultura en general. A uno de estos pensionistas le gustaba inventar cosas, no te podías creer ni una palabra de lo que decía. Otro de los que se reunía allí decía que estaban todos mejor colgados cuando se hablaba de delincuentes o políticos corruptos.
Voy a hablar de la asociación en la que estuve: se llamaba "tú decides. Estaba formada por enfermos mentales pero el que la llevaba decía que no se podía hablar de enfermos mentales sino que había que decirse personas con problemas mentales o algo así. Que no era una enfermedad la que teníamos. También decía que el trabajo no debía ser una aspiración para el enfermo mental cuando todos los consejos que yo he leído y escuchado dicen que el trabajo es una forma que tiene el enfermo mental para socializarse y recuperarse. El que lo llevaba exponía sus puntos de vista sobre la enfermedad ajenos a los que exponía la ciencia médica sobre esta enfermedad. Las subvenciones a esta asociación no se veían por ningún lado, no llegaban a los usuarios. Yo nunca he tenido amigos allí quitando las horas que nos reuníamos. Después, no había amigo ninguno ni para tomar un café. Paco regañó con el que lo llevaba y dejamos de ir. No hay mal que por bien no venga.
martes, 7 de octubre de 2025
Dice una mujer: habla con propiedad. No escatimes vocabulario.
Hay que expresarse bien. No llamarlo a todo "chisme' o decir muchas veces: así es que... Yo tenía una novia que hablaba portuñol pero lo hablaba muy mal, no la entendía y como era algo fea, la dejé. Así con una rumana que debía hablar rumuñol.
El otro día nos encontramos en el intercambiador de Moncloa a un tipo cuya cara me sonaba pero no sabía de qué. El caso es que nos pusimos a hablar con él. Yo le dije que estaba jubilado y fue el tío y se puso a largarme un rollo de nóminas, de contratos que yo debía tener que hizo que me agobiara un poco. No había hecho que verle y me soltó un coñazo de datos y de obligaciones laborales. El caso es que quedamos con él en Majadahonda y no vino y no fue capaz de llamar para decir que no venía. Ahora Paco intenta quedar otra vez con él pero yo ya le he dicho que con malquedas yo no quiero relacionarme. Este tipo no me gusta y, cuanto antes dejemos de verle, mejor.
A la hora que escribo esto, la gente de mi edad está trabajando. Ha madrugado para entrar a las ocho en su puesto de trabajo. Unos trabajan en el servicio de limpieza de algún hospital, otros en el servicio de limpieza de un intercambiador de transportes. ¿Por qué lo llamarán intercambiador? Luego salen a eso de las 3 y ya por la tarde no trabajan. Se dirigen a su piso compartido y ven a su novia a eso de las ocho, para tomar algo y hacer el amor donde se pueda. Algunos de estos trabajadores tienen coche, que es un gasto, pero así tienen dónde hacer el amor con su pareja. Otros no tienen coche y hacen el amor en el balcón, que es el verso de una canción muy antigua.
Lágrimas de las campanas viejas, dulce rumor del aire que viene del campo y se enreda en las esquinas de las casas. Por el pueblo, anda la soledad atrapándose ella con otras soledades. Se abarca el cielo cuando se mira a la torre de la iglesia. Ya el verano pasó pero siguen los calores calentando el suelo que pisan las gentes. La plaza está muy solitaria, ya casi vieja, ya casi enorme por su abandono. Quizás uno del pueblo avance solo y quimérico por la calle adelante. ¿Busca a alguien? ¿Qué quiere este vecino hoy martes de octubre? Nunca logrará este viandante de calles cortas atrapar su quimera.
No sé si será factible encontrar algún amigo, dejados atrás la asociación y los amigos de Colón. En Colón había uno que no paraba de inventar "asaltos a punta de pistola en las tiendas" y "a una que no había ofrecido un cigarrillo a un moro y este la había amenazado con una navaja". Yo leí una novela sobre París en la que, en los barrios bajos, salían argelinos que llevaban navaja encima. No sé si los marroquíes que hay en España lo hagan. Sacar la navaja por un cigarrillo me parece excesivo pero a este amigo de Colón le gusta inventar cada día más. Por eso es que ya casi no voy a Colón últimamente.
lunes, 6 de octubre de 2025
-Hola, qué tal.
-Hola, Salvador.
- Que digo que si te pasas por el "Lope de Vega" y me devuelves el libro que te dejé, que ya van para dos meses que te lo dejé y lo echo de menos en mi biblioteca. No es que lo necesite como necesito el agua y el alimento pero me gustaría que me lo devuelvas porque me acuerdo ahora mismo de un capítulo muy bonito que quiero releer. Me gustaría que entre mañana y pasado te pasaras por el "Lope de Vega" y que cuando llegues, me llames. Ya sabes que vivo cerca y no voy a salir de casa. Por favor, devuélveme el libro.
-Lo he vendido.
-¿Cómo que lo has vendido?
-Creía que te habías olvidado de él. Yo necesitaba el dinero. No tenía un duro.
-¡¡¡¡Lo has vendido!!!!
La amistad Salvador-Julián acabó mal. Salvador olvidó a Julián para siempre. Salvador compró otro ejemplar del libro prestado pero no era lo mismo. Solo Salvador sabe por qué no era lo mismo. Una vez Salvador vio a Julián de espaldas charlando con una chica y le arreó tal golpe que le derribó al suelo. Todo por un libro. Es increíble.
A veces los enfermos mentales no sabemos qué pintamos en el mundo. Este sentimiento lo puede tener cualquiera que no padezca de la mente, pero los que sí padecemos, este sentimiento se muestra muy fuerte, como si no supiéramos si estorbamos en la vida. Y de ahí vienen los pensamientos de suicidio. Yo los he tenido un verano de mucho tiempo atrás y estos pensamientos son muy duros de llevar pues se lucha contra ellos en la mente. Es sufrir viviendo y la salida es la muerte. Viene a la mente la idea de suicidio de manera recurrente porque no ves en tu vida la solución a tanta tristeza que sientes. Si en esos momentos de ideas suicidas, estás solo o con algún problema grave sin solución, es probable que intentes morir por tus medios. O que vayas al psiquiatra y se lo expliques y, si el psiquiatra es un poco competente, quizás te mande un antidepresivo y, si lo ve muy grave hasta ordene tu ingreso en una planta de psiquiatría de un hospital hasta que se te pasen esas ideas.
Como el lavaplatos se ha roto, me he hinchado a fregar cubiertos y vasos y tazas. Las sartenes y platos los he dejado para esta tarde. A ver si Paco intenta arreglarlo porque yo soy un manazas para estas cosas. Hemos ido también temprano a lo del ojo de padre, que le lagrimea pero la oftalmóloga ha dicho que a la edad de padre, ya es muy difícil hacer algo. Le ha prescrito una espuma y un colirio. Me he bebido una gran cantidad de agua porque los fumadores debemos hacerlo, ya lo he leído un par de veces en internet. Esta tarde leeré de las novelas que compré en Gran Plaza II y a ver si empiezo de una vez la novela decimoséptima que he empezado.
domingo, 5 de octubre de 2025
El enfermo mental, a veces no puede dormir, no concilia el sueño y se tira hasta las 4 o las 5 de la madrugada cuando le toma el sueño. Yo he pasado por periodos de estos, aún tomándome toda mi medicación y aún tomándome somníferos supletorios. No se sabe por qué vienen estos tiempos de insomnio. Bueno, cualquier problema que se tiene con la enfermedad mental no los sabe nadie. Yo he oído decir a un psiquiatra, "será la primavera". O cualquier otra chorrada. Lo que no me explico es que una vez, cuando llevaba ya mucho tiempo de insomnio, cogí un taxi a las 4 de la mañana y la taxista, al verme me dice: "tú eres el tío de Carlos". ¿Y cómo lo sabía? ¿Por la hora loca de pedir un taxi? ¿Por mi parecido físico con mi sobrino? A día de hoy, todavía no sé cómo supo que yo era el tío de Carlos.
Nuestras barrigas, la de Paco y la mía nos desfiguran el cuerpo. Pero si pensamos que yo tomo 5 tipos de pastillas, más o menos como Paco, que dicen (todas) en el prospecto: "posible tendencia a ganar peso", la batalla de tener un cuerpo liso y delgado está perdida de antemano. Y más cuando empiezas a tener una edad. Por eso, las chicas que tienen enfermedad mental, por presiones de la sociedad (esto es, la maldita delgadez) y el miedo a engordar que tienen esas chicas, hacen que se nieguen al tratamiento, lo que las hace recaer en alucinaciones y delirios, en depresión o manía y tarden mucho de recuperarse en el tiempo. Es penoso que las pastillas que regulan la enfermedad mental tengan tantas contraindicaciones. Tantas, que hagan que el enfermo rehúya de ellas y coja miedo de efectos adversos. Conozco el caso de una chica enferma mental que adelgazaba y caía en depresión, engordaba y estaba estable mentalmente. Yo le decía que era más importante la salud mental que el físico, pero no hacía caso a nadie. No la he vuelto a ver, de conocerla hace mucho tiempo. Quizás ha sido víctima de las malditas contraindicaciones de las pastillas.
La canción de Julio Iglesias "La vida sigue igual" tuvo mucho éxito. Los estudiantes de secundaria enseguida comprueban que mucha literatura clásica española trata del paso del tiempo, de lo poco que es un ser humano, lo poco que es el poeta que lo canta y lo breve que es la vida. Quizás por eso el verso que se incluye en esa canción, esto es: "las obras quedan, la gente se va" o este otro de: "siempre hay por quién vivir, por quién luchar" llenaran de emoción a los oyentes de Iglesias porque son verdades como puños que, ya digo, desde los tiempos de bachiller llevo yo oyendo en novelas, poesías y teatro de la Edad Media y luego, más tarde, en el Renacimiento hasta hoy. Lo que pasa en el bachillerato es que la gente de bachillerato se fía de chuletas, resúmenes, copias más bien mal hechos todos y así, si no lo lee de verdad, no se entera de la literatura española. Pero ese es otro cantar.
El otro día, navegando por internet, me encontré con un vídeo de Creedence. Miré su importancia en Wikipedia y realmente, la tenía. Creedence fue un grupo de música californiano de renombre internacional. Pero lo que me chocó, es que los miembros de esa banda musical, vestían como mi hermano y como yo; o sea, un pantalón vaquero y una camisa de cuadros. Los Creedence son los creadores de esa mítica canción "Have you ever seen the rain" que suena casi casi constantemente. Lo otro que quería decir yo es el rollo de las modas. Yo no me fijo en un anuncio cuando voy a comprar ropa. De hecho, voy muy poco a comprar ropa. Los Creedence son de los años 60, pero ¿no hay instituida una moda retro para la gente? Yo tampoco soy consciente si voy "retro". Yo me visto y listos, esa es toda la cuestión.
viernes, 3 de octubre de 2025
Hands up, dijo la policía. Y todos alzaron sus manos. Estaban siendo detenidos. Ellos no habían cometido ningún delito. No estaban muy asustados. Fueron pasando del pequeño velero a un barco. Horas más tarde, ya estaban en una cárcel cercana a la costa. Lo que sí estaba claro es que todos eran activistas, sea esto lo que sea. Ellos se habían activado por cuestión de la guerra o el genocidio o la masacre. La verdad es que un líder político estaba haciendo cosas no comprensibles para la comunidad internacional: matar a gente indefensa y echarla de su propio país. Lo malo es que detrás de todo esto estaba un partido terrorista que se negaba a devolver unos rehenes que hizo en un atentado terrorista masivo y brutal hacía ya un año.
jueves, 2 de octubre de 2025
miércoles, 1 de octubre de 2025
El invierno ya está detrás de la puerta. El frío vendrá para todos. En la iglesia reparten abrigos para los más pobres. Acariciando el cielo estaremos todos pues todos tenemos esa tendencia después de haber nacido. La vida se presenta a veces con un olor a rosa distribuida entre el alma y las narices. Y vamos disfrutando de un café y una conversación entre las esquinas de una mesa colocada en la calle más próxima. El que va a Madrid no deja de maravillarse: esos trajes a medida, esos vestidos que casi vuelan, esos abrigos que dan tanto calor. De todas formas, el que más y el que menos, atiende a la llamada de lo humano: esto es, que nos tenemos que ir de aquí algún día y parece que esa partida hace justicia si no pasa mucho tiempo.
Hoy, en Madrid, en la capital del reino de España, se han formalizado contratos millonarios mientras el mendigo transita por la acera formalizando su hambre y su desgracia. A nadie le va bien del todo porque, menos mal, somos todos imperfectos. Todo el mundo quiere más y más en este circo de pobreza y riqueza ambientada en despachos y aceras inhumanas. Decía Mark Twain que explotar al pobre se llama negocio. Hay demasiados ricos por kilómetro cuadrado. Y hay quien come muchas patatas y luego la boca le huele dolorosamente a patata cocida. Las terrazas están ahí: siéntate y disfruta del café y la conversación. Quizás mañana sea tarde. Somos moribundos que pasean por la ciudad.
Tu piel me devolvía algo antiguo y el olor de tu pelo me sigue oliendo a enamorado. Las aceras siguen teniendo la misma querencia de tus pasos tranquilos. Parece que el tiempo ha acunado dos corazones que se duermen en la calle. Los días iguales esperan un sonido más fuerte que esta composición de la sangre. Somos lo que no tenemos la mayor parte del tiempo porque desear y errar es humano, muy humano. A dos horas en tren hay una playa y un destino que ya no es atractivo porque el sol se ha inclinado y no da calor suficiente. Es octubre, es muy tarde en el reloj. La gente ya no se moviliza para cumplir un sueño.
Ayer fuimos Paco y yo a "La Cuba", un restaurante que da menús. Me comí allí un arroz con setas que es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Estaba buenísimo. Por la tarde, en vez de echar siesta, me puse a leer los libros que compré. Y lo pasé bien. Después de leer fui a ver a mi padre, al que han practicado un injerto de piel en la calva. Estaba el hombre cansado porque no había podido dormir casi nada por los dolores de la operación. Mi hermano Paco y mi hermana le llevaron al ambulatorio ayer pues despertó sangrando en la zona. Hoy parece que ha dormido mejor, según me cuenta Paco. Ayer mi padre fue a comprar al supermercado y anduvo por la Gran Vía. Si no tuviera fuerzas no lo habría hecho.