Hay personas que piensan que todos deberíamos ser de izquierdas y otras personas, al contrario. Si no hubiese no, no existiría el sí. En política, mejor ser de centro. Una idea que está desterrada en este mundo de radicales. El centro aglutinaría a aquellos que ni son de derechas ni de izquierdas. El centro tomaría medidas sociales justas, salarios justos, precios justos. Pero el centro quizás tampoco dejaría de colocar a los ministros salientes en empresas del Estado. Y ahí le veo yo el fallo. Porque la clase política quiere vivir bien siempre, no solo cuando está en el poder. El centro quizás nos quitaba de ideas estrambóticas y de algún exceso de poder. Pero no. Los políticos son todos unos jetas asquerosos, sean de lo que sean.
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