Me siento flojo, me siento gordo, me siento triste. Llueve. Pero la lluvia no me hace sentir flojo, gordo ni triste. Las cavidades de la ciudad que ocupan cuerpos humanos gimen. Andan con paraguas los transeúntes. Son pequeños milagros que Dios hizo cuando estuvo un tanto despistado. Ahora, esos ciudadanos tienen que vivir o sobrevivir. El infierno, dicen, está aquí abajo. Se inicia una cuenta atrás para que lleguen esas fechas, esas increíbles fechas. Se unirá la compra con las ganas de querer. Daremos muchos besos como esas fechas, también increíbles besos en las mejillas. Dios se hizo carne, es lo que no hay que olvidar.
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