Una pequeña dosis de melancolía no está mal para empezar el día. Luego, esa dosis habrá menguado cuando se deja el puesto donde has ganado tu dinero. Si no eres una persona que piense mucho, no te cuestionarás el mundo, el cielo, la libertad, a ti mismo. Pronto estarás en casa tomándote un café y viendo la tele. La calle está llena de preguntas por hacer. Cada individuo que anda por la calle es una pregunta que Dios nos hace pues ha creado a esos individuos en última instancia, en la última escala de la creación. Y esas preguntas son las mismas que se hace uno frente a la verdad de los días, frente a la realidad engañosa que vemos y oímos. No es verdad que haya una persona que no se haya preguntado nunca: ¿quién soy?
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