Son las 9:35. Tengo que estar aquí hasta las 13 horas. Me tomaré algún descanso pero este es el horario que me he marcado. Hoy tengo que hacer empanadillas. Tienen su dificultad, tienen su algoritmo, como dicen ahora. Primero, se pone la sartén mediana, no la grande, en el fogón de la vitrocerámica. Luego, se hace la mezcla en una cazuela del bonito en lata con el tomate frito de tetrabrik y también se coloca en un fogón de la vitro. El espacio que queda, se va llenando extendiendo las obleas que son circulares. Me parece que son doce obleas. Con la mezcla atún-tomate se van rellenando las obleas hasta que no sobre nada de la misma. Luego, se van doblando las obleas hasta hacer un semicírculo, una luna alimenticia. Con un tenedor, se sellan las obleas por sus bordes y ya están listas para echarlas a la sartén, en la que debe el aceite estar muy muy caliente. El paso de obleas a empanadillas se da cuando las obleas están fritas. No puede pasar que la oblea se vaya al fondo de la sartén. Este caso estropea toda la receta. La oblea debe quedarse bailando en el aceite y dorarse. Una vez frita por un lado, hay que darle la vuelta y se fríe ya del todo y se saca la empanadilla como tal.
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