viernes, 31 de octubre de 2025

 Era diminuto, uno solo pero capaz él solo de provocar una desazón grande. Donde tengo mi descanso apareció y me puso nervioso y casi no puedo dormir. Era uno solo, negro y feo, diminuto. Lo aplasté entre mis dedos pero no supe si había más. Limpié la zona, la di de desinfectante. No encontré ninguno más. Pero él seguía en mi mente, como el presidente. No calla esta voz que va diciendo: el presidente, el presidente. Y así todos los días, se le menciona mil veces. Como la palabra puta dos piedras decían cuando pasaba la Celestina. Así con el presidente, ese apellido constante, esa hez dicha a todas horas del día. Era como ese bichito diminuto que no se sabe de dónde salía. Era Sánchez y Sánchez y Sánchez. Hijo de Sancho. Qué pesadez.

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