martes, 21 de octubre de 2025

 Son ya la una menos cuarto. Ha pasado la mañana quizás del mejor modo: escribiendo. Temo las horas que vendrán ya sin la novedad del sol que se está haciendo viejo al pasar el meridiano. Las tardes en Madrid son muy entretenidas. Los estudiantes, en su piso compartido, tratan de estudiar y, si no pueden por algún ruido molesto que haya, salen y se dan un paseo por las calles antiguas, fijándose mucho en los balcones y aderezos arquitectónicos de las fachadas. Compran un bollo en la tienda china. Toman un café en una terraza. Y vuelven a ver si el ruido se ha acabado, quizás era una reforma de algún piso de al lado y habrá que acostumbrarse a los ruidos y estudiar para ser, qué se yo, ingeniero, doctor en psicología, filósofo o matemático. Pero ser algo por medio del estudio.

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