Una cosa sería que no durmiera bien. Sin embargo, a eso de las doce, me suelo quedar dormido y me despierto a las 9:30 o 10:00. Desayuno leche con café. Me voy a la calle y compro pan y el diario y lo leo sentado en un banco. Si trae noticias que me gustan tardo más en ir a casa. Cuando llego a casa, sigo leyendo el diario y a lo mejor escribo un blog de estos. Si no tengo que hacer comida, oigo también la radio, esta vez, la Cope. Si tengo que hacer comida, la hago, pero estoy muy perezoso para andar en sartenes y cazuelas. Hago lo mínimo. Compro comidas que me hurtan de cocinar. Luego, como. Me tumbo y quizás duermo pero muy poco. Voy a ver a mi padre y, al volver, oigo otra vez la radio. Hoy, sin embargo, Paco me ha propuesto ir a Madrid, así que iremos y pasaremos la tarde paseando por Madrid. No debo quejarme pues hay casos muchísimo peores que el mío. Lo que pasa es que me aburro de tantos días iguales.
Luchó ávidamente por las nubes serenas
y estas le devolvieron el albur de la mañana.
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