Mi madre ya no está. Es a la que yo más quería, la que más muestras de ayuda y de cariño me ha dado de mi familia. Mi madre estará en el Cielo. Y yo, cuando vaya al Cielo, quiero encontrarme con ella. Mi madre ya no está y el hueco que ha dejado se ha llenado de mi pena. Mi madre ha muerto como ella decía: que me dé fuerte y "empapele", sin dar guerra ni quehacer a la familia. Yo vivo con Paco. Paco también es muy bueno, me ayuda y me soporta y me da ánimos. Mi madre ya no está. Por su sacrificio de toda una vida entera, estará en el Cielo, al que yo quiero ir para encontrarme con ella. Mi madre, un día que veníamos del pueblo, sacó la aceitera de un cajón de la cocina e hizo unas tortillas. Me tomé las pastillas y me dormí. Mi madre, esa noche, parecía cansadísima, pero no dijo nada, no dijo nada.
Sentirse vivo dentro de tanta angustia
no es cosa fácil, no.
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