La montaña está ahí pero no voy a ella. La montaña, para mí, siempre ha sido como la barrera que separaba ciudad y pueblo. En el pueblo han pasado muchas cosas. La vida es como un animalillo de la tierra que hace por vivir. La vida se vive, no se piensa. El lazarillo de Tormes se moría de hambre. Lo mataban de hambre pero el vino lo sanaba de todos los golpes que le pegaban. El lazarillo de Tormes podemos ser cada uno de nosotros. Estamos abandonados en vida, o así nos sentimos cuando nuestros problemas no se resuelven. Es mejor ir resolviendo problemas, curando heridas, olvidando agravios, venciendo al rencor. Eso, y tomar gazpacho en verano, que es muy bueno.
Tu eres tan pobre, tan desfavorecida y sola
que dan ganas de ventear los rosales de la dureza del camino.
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