El hombre entero
se hace de cosas repetidas: días,
caminos sin azar, dulces encuentros
en el amor-costumbre, y el trabajo
de vivir, poco a poco y sin remedio.
Este fragmento de poema es de Victoriano Crémer, que vivió 100 años. En él, este poeta habla de lo que está hecho el ser humano: de días por hacer, de amores cansados y por fin, de la propia vida que no tiene más remedio que ser vivida.
Yo pienso que la vida nos empuja y nos da codazos para que espabilemos nuestra senda por el mundo. Un camino viejo, usado ya por los homo sapiens antiguos, como puede ser el camino que va a cuatro torreznos en mi pueblo, puede ser un símbolo de la vida. Los caminos son caminos desde hace miles de años. Hay que andarlos una y mil veces hasta que se canse la vida de esos caminos y de esos pies que los recorren.
Y el viento fue condecorado
porque esparcía olores, flores e insectos de la mar al hombre.
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