Hay gente cotilla que desea que le pase algo gordo a los demás primero para enterarse y luego para contarlo con pelos y señales. Esa gente es asquerosa de los pies a la cabeza. No me gusta la gente cotilla. Yo no soy cotilla. Yo escribo aquí para contar casos leves de mi vida. Nadie me resolverá mis casos graves que cuento aquí porque soy yo el afectado, nadie más. Si mis propios familiares (los indeseables) me hicieron faenas que he contado aquí, aquí se quedan, en este maldito blog. Nadie va a mover un dedo para resolverme lo ya sucedido. Dicen que es de sabios olvidar agravios. Yo ya casi he olvidado todo. Ya no me remueven las tripas al recordar qué me hicieron esos asquerosos. Pero lo que no voy a hacer ya más es comunicarme con ellos. Paso de ellos. Indiferencia total ante ellos. Es lo que se merecen. Nulo caso a esos barbianes ladrones.
Clavada la memoria en una cosa blanda
que no perdura en el tiempo ni el barro.
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