En España, la estafa abunda. Tenderos, oculistas, taxistas, los de la lotería... ¿A quién en España no le han timado alguna vez? La gente española que es, por lo general, muy inculta, a veces también es muy pícara en sus trabajos y, a lo mejor, si te han visto cara de tonto, procuran estafarte, engañarte en el precio o en el peso. Las gasolineras, algunas, engañan en los contadores; ¿a quién no le ha pasado que un taxista les ha cobrado de más? Hace poco, en un supermercado, miro el precio de unas galletas y me quieren cobrar 60 céntimos de más por ellas. Se lo digo, miramos el cartelito del precio y me dice el cajero: es que no lo hemos informatizado o algo así. Lo que vale diez te lo quieren cobrar a 15. Lo que son unos servicios concretos, que valen tanto, te quieren cobrar tanto más x. Y así va todo. Das un billete de 10 en un bar y te cobran por uno de 5. En España no hay seriedad, no hay más que picardía y abuso del cliente y así nos luce el pelo: encima de incultos que nunca quieren estudiar, unos jetas asquerosos.
Mírame a la cara y dime qué quieres,
quiero dinerito, dinerito, dinerito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario