Hoy no las tenía todas conmigo pues me he despertado deprimido. Así que me he largado a la calle a pasear mis penas. He ido por pan y por el periódico. La calle en que habito está cerca de un parque degradado que he cruzado más o menos deprisa. Luego, he enfilado la calle de los comercios. He ido dejando atrás la frutería, el centro de fisioterapia, la tienda de ropa de caballeros, una peluquería, una agencia de viajes y de manicura y pasando ya la inmobiliaria y bufete de abogados, he llegado al bar y pastelería donde he comprado pan. Luego, he tomado un descafeinado pero la depresión no remitía. Me sentía solo y triste como el que más. Me sentía pesaroso y melancólico. Me sentía muy mal emocionalmente, así que he ido por el periódico. Se tuerce todo a la izquierda y subiendo esa calle se llega a la Gran Vía, donde está el quiosco. Seguía sintiéndome muy mal. En casa, he leído el periódico y me he empezado a sentir mejor. Tengo que hacer unas monchetas en ensalada a eso de la una. Eso quizás me centre.
Cuando la casa está tristemente acosada por el tiempo,
oye: la corneja grazna como siempre.
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