Si la culpa de que pase el tiempo la tuviera Miguel, el de la Once, ya hubiera sido asesinado brutalmente a numerosas manos. Pero el caso es que nadie tiene la culpa de que pase el tiempo. Por eso dicen los filósofos: no te preocupes de la muerte sino de pasar una vida feliz. Lo que pasa es que hay gente que adora el dinero y el dinero, en última instancia es papel y cobre. Lo importante no es el dinero, es lo que haces con el dinero. He leído en un artículo que la gente, cuando sabe que va a morir, siempre dice que no hubiera trabajado tanto, que hubiera disfrutado más con los suyos o de la naturaleza o de leer un libro. Se arrepienten de haber perdido el tiempo haciendo dinero. Y ahora todos dirán: tú (por mí, que escribo esto) tienes suerte, estás jubilado. De acuerdo. Pero a veces me toca luchar contra mi enfermedad o contra la de Paco y eso la gente no lo ve. De todas formas, yo no soy de esos que adora el dinero. Yo adoro viajar y no viajo. Yo adoro la naturaleza en todas sus manifestaciones. Yo adoro a mi hermano que me da su amistad a cambio de nada. Pero no adoro el dinero. El dinero es un instrumento, no un fin.
Hay pocos ángeles que canten
pero el universo entero está cantando ahora el canto de las estrellas.
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