Los enfermos mentales somos los locos de antes. A los locos se les marginaba, se los metía en un manicomio, incluso los niños los apedreaban en los pueblos por divertirse. Los locos de ahora, cuando se instauró la libre psiquiatría, andamos entre la sociedad. La gente del común tiene la idea de que los locos o los enfermos mentales somos los que damos voces, agitamos las manos y pensamos cosas raras, que también. Pero también solo cuando nos da uno de los llamados brotes de la enfermedad. Con pastillas, estamos normales, más normales unos que otros pues hay enfermos mentales que no se pueden valer por sí mismos. Pero lo común del enfermo mental no son esas manifestaciones de locura como lo de las voces, los insultos, etc. sino la depresión que sentimos algunos que nos hace ver el lado oscuro de la vida: tristeza, ideas negativas, pánico incluso. Otros dos fenómenos que sufrimos los enfermos mentales son la ansiedad y la angustia. La ansiedad y la angustia son sentimientos internos de ahogo del alma, podría yo definirlo. La ansiedad y la angustia son duras de llevar. Son sensaciones de impotencia y de dolor mental a tope. Y eso no lo saben esos que dicen: qué vida se pega este. No trabaja y hace lo que le da la gana. No es así. Hace lo que le deja la enfermedad mental.
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