No me gusta la gente reservada, prefiero no hablar con ella. No cuentan ni la mitad de lo que ocultan. No sé por qué ocultan tanto de su persona. No cuentan ni dónde han estado, ni con quién han estado, ni cuándo han estado en un sitio. Son gente que fomenta un misterio enfermizo y tonto alrededor de su persona. A mí no me gusta esta clase de gente. Yo tengo tres sobrinos que es como tener un tío en Alcalá. Apenas sé de ellos. Dos de ellos son especialmente reservados. Si les gusta, que lo sean, pero a mí que no me llamen para tomar algo y que digan: más o menos, como todo hijo de vecino o aquello de ni bien ni mal. Para eso, que no me llamen y mucho menos para contradecirme. Porque luego, dices algo y dicen: eso no es así, así que te tratan de mentiroso. La gente reservada es para los demás y no para sus allegados más cercanos. Eso fomenta una desigualdad asquerosa que yo no voy a fomentar y no lo fomentaré no viéndoles.
¿Qué te cuentas? Lo de siempre. Vete a la mierda.
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