Me he ido al bar de la esquina a tomar un café con hielo. Esta tarde, a las 7, hemos quedado con mi hermana Ceci a hablar. Para mí no deja de ser ella una impresentable y una indeseable. Yo no voy a abrir la boca apenas. Paco sí hablará, supongo, pero yo no. Dicen que es de sabios olvidar agravios. Yo ya he olvidado mucho pero cuando me enciendo los llamo hijos de puta. A ella y a su marido. Por la razones que sean. Ya lo he explicado en este blog. Mi hermana se hará de nuevas y no la volveré a ver probablemente en todo el verano. Se van al pueblo porque les encanta el pueblo. El sol sale para todos. El que se echa a vivir en estos días sufre el sol y otras inclemencias más humanas. En el pueblo, a mi hermana y a su hijo los quieren mucho. Con su pan se lo coman. Iré a tomar algo con mi hermana, pero que hable ella, que hable, que nunca habla.
El otoño vendrá con caracolas
y también con cocacolas.
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